
Presentación del festival 'De flamenco va', que se celebra hasta el sábado en Sucina. :: LV
Sucina, pedanía enclavada en el Campo de Cartagena, tiene en la
actualidad unas 2.000 almas. Hay quien prefiere denominar aquella zona
como Campo de Murcia, de hecho la pedanía forma parte del municipio
murciano. Pero siempre he creído, con muchos geógrafos e historiadores,
que del puerto de la Cadena hacia la mar, todo es comarca natural de
Cartagena.
A poco que se horade su suelo afloran restos del Neolítico, platos
íberos, villas con graneros y factorías de vino, termas y calzadas
romanas. Es el mismo suelo que ha sustentado durante siglos a sus
moradores con cereales, arbolado de hueso, cítricos y hortalizas en un
duro secano.
Pero la comunidad local que hoy conocemos nace en 1744 con el
presbítero Fernando Baltasar Arteaga, quien donaría tierras para la
edificación de una ermita. El historiador Luis Lisón, ligado
familiarmente al pueblo, ha escrito el primer volumen de una serie sobre
su pasado: 'Historia de Sucina y comarca. Desde la Prehistoria hasta el
siglo XVIII'. Recoge en él todos estos asuntos y la formación en el
siglo XVIII de las grandes haciendas: Lo Riquelme, La Peraleja, Truyol,
El Duende, Lo Vinader, Lo Gea, Lo de Anaya o Montanaro.
El primer Riquelme que entró en Murcia lo hizo con las tropas del rey
Alfonso X El Sabio. Era Guillén Riquelme, caballero hidalgo. Un
descendiente de aquél fue Jesualdo Riquelme y Fontes, quien encargó el
famoso belén a Salzillo para su palacio de Murcia.
El término Sucina aparece escrito por primera vez el 24 de octubre de
1478 en un documento del Concejo murciano, hoy decimos Ayuntamiento,
donde se otorgan repartos de tierras en el Pozo de Sucina o la Cañada de
Sucina.
Es un topónimo sobre el que no existe consenso definitivo, pues unos
investigadores opinan que es palabra de origen íbero, otros que romano o
catalán pues fueron muchos los repobladores que vinieron tras la
conquista cristiana a nuestra comarca desde Cataluña dejándonos su
sangre y apellidos: Rosique, Cegarra, Conesa, Saura o Zaplana. Lisón se
inclina por una procedencia árabe: Sukaina o Zucaina, que significa
casita, aunque también puede entenderse como tranquilidad, quietud o
dulzura.
La opinión más popular es que quizá sea una mala interpretación de
sub-encina, por considerar que la primera vivienda se asentó sobre este
árbol.
El caso es que Sucina alcanzó su madurez institucional cuando se
independizó de Murcia para constituirse en municipio propio durante el
Trienio Liberal (1820-1823).
Lazos con La Unión
Los liberales españoles se empeñaron en democratizar la nación con
medidas como la constitución de ayuntamientos en localidades con más de
mil habitantes. Se trataba de superar un pasado medieval que se
prolongaba en el tiempo por el poder de la aristocracia y el clero,
sobre todo en las zonas rurales.
Hoy es tierra de resorts como La Perpleja o Riquelme, que cuenta con
un campo de golf de 18 hoyos, cinco lagos y un edificio nobiliario de
estilo colonial. Estos son factores que atraen a una serie de nuevos
pobladores europeos, que además tienen entre otros atractivos el
Festival Flamenco 'De flamenco Va', que organiza la Peña de Sucina. La
sexta edición se celebra hasta el próximo sábado.
No es un concurso con vencedores ni vencidos, sino una muestra de
buen hacer en todas las disciplinas del flamenco. Este año celebran la
quinta convocatoria de un certamen caracterizado por la promoción de la
cantera. Tanto es así que han pasado por su escenario jóvenes artistas
que unas semanas después triunfarán en el Festival del Cante de Las
Minas con primeros premios, incluso alguno alzará la Lámpara.
Con La Unión están especialmente hermanados y se nota por los
homenajes a Esteban Bernal, alcalde fundador del certamen, al aficionado
y miembro de la organización Juan Cayuela, Rufo Martínez, Paco Paredes o
la celebración de los 50 años del Cante de las Minas. El alcalde
unionense, Francisco Bernabé, y su edil de Cultura recibieron el
galardón Pozo de Sucina de Paco Avilés, presidente de la peña sucinera.
Son muchos los entendidos de la ciudad minera que podemos saludar por
allí, como Paco Paredes, e ilustres aficionados cartageneros y
ferreños. Tienen por madrina a la bailaora Cynthia Cano, de Las Torres
de Cotillas. Es todo un símbolo de la apuesta clara por los jóvenes que
quieren abrirse camino.
Basta con echar un vistazo a quienes han pisado su escenario en estos
últimos años: Curro Piñana, Juan Pinilla, Manuel Cuevas, Anabel
Castillo, la niña Rocío Luna con su profesor el guitarrista Fernando
Rodríguez, las alumnas de la academia de baile de Ana Belén Ruiz, la
bailaora Jara Heredia, el guitarrista Antonio Muñoz, hijo de la cantaora
unionense Encarna Fernández y nieto del también guitarrista Antonio
Fernández.
El flamenco de fusión tiene su espacio con los hermanos Francisco y
Raúl Frutos y la música folk con el grupo de Sucina 'Siempre falta
alguno', que tañe instrumentos de elaboración propia.
A veces los organizadores te sorprenden, junto a la Casa de la
Cultura, con un trasnoche a base de arroz y conejo cuando el espectáculo
ha terminado. No es mal argumento para hacerles una visita esta semana
al aire libre, bajo las estrellas... y a veces sobre ellas.
http://verano.laverdad.es/actualidad/fiestas/3180-sucinahistoria-y-flamenco
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